Margarita del Val (y otros científicos) alertan al Gobierno de los aerosoles y la Covid-19

Un informe encargado por el Ministerio de Ciencia concluye que hay "evidencia significativa" de la transmisión por aerosoles del coronavirus

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El debate científico sobre la importancia de la transmisión del coronavirus por aerosoles no descansa. Un grupo de científicos españoles —entre ellos la viróloga Margarita del Val, que durante meses ha insistido en que esta forma de contagio es la dominante, contra el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS)— ha presentado un nuevo informe que concluye que hay «evidencia significativa» de esta forma de infección.

El documento fue encargado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, que en su web resalta «la importancia de explicar a la población el papel que juega la transmisión por el aire, a través de aerosoles expulsados por personas infectadas».

Esta transmisión es reconocida por la OMS y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), pero no como la principal vía de contagio del virus causante de la Covid-19.

Los aerosoles, al igual que las gotículas (consideradas hasta ahora la principal vía de transmisión), son emitidas al respirar, hablar, toser, estornudar, cantar o gritar.

Hay consenso entre los científicos de que las gotículas pueden desplazarse hasta 2 metros de quien las emite antes de caer al suelo, y se entiende que gotículas infectadas pueden entrar en el cuerpo de un tercero a través de los ojos, la boca y las fosas nasales.

Por otra parte, los aerosoles son capaces de flotar y viajar por el aire y desplazarse por lo menos hasta casi 5 metros, según el citado informe, que a su vez se hace eco de otras investigaciones. Los aerosoles pueden estar en suspensión y concentrarse, y para ilustrar esto los científicos suelen señalar que es como cuando se forma una nube de humo de cigarrillo en un sitio sin ventilación.

Los 2 metros de distancia, ¿suficientes?

Del Val, viróloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y los otros científicos citan informes de las agencias de salud de EEUU, Reino Unido y Alemania para subrayar el punto.

El Instituto Robert Koch de Alemania señala que la transmisión por aerosoles «puede aumentar incluso a una distancia superior a 1,5 metros» en «habitaciones pequeñas, mal ventiladas o no ventiladas durante poco tiempo».

Tirando de estas y docenas de fuentes científicas más, los científicos españoles explican al Gobierno que toda la «evidencia significativa» de la transmisión por aerosoles apunta a que esta puede ser «la forma de transmisión dominante» y «la forma más habitual de contagio en eventos de superpropagación«. E insisten en que «existe una falta de evidencia que apoye la importancia de la vía de las gotículas» que prioriza la OMS.

«Dada la situación, el grupo redactor de este informe propone actuaciones en positivo basadas en el principio de precaución», es decir, en la adoptación de medidas protectoras ante las sospechas fundadas existentes. «Si las medidas de precaución para evitar la transmisión por aerosoles se suman a las existentes (y no las sustituyen) y no son extremadamente costosas, ante la evidencia científica existente se aconseja aplicarlas», reza el informe.

Estas medidas, que serán detalladas más adelante, incluyen promover las actividades en exteriores y ventilar o filtrar el aire en interiores constantemente para disminuir riesgos de transmisión por aerosoles.

Respuesta a los escépticos de los aerosoles

El de la transmisión por aerosoles ha sido uno de los debates más candentes de la comunidad científica durante la pandemia, y los científicos españoles que han elaborado este documento no ignoran las críticas que ha recibido esta posición y, en cambio, han decidido refutarlas. Por ejemplo, hay quien dice que no puede haber transmisión por el aire porque de esa forma el alcance de la Covid-19 sería mucho mayor.

De la misma forma, los escépticos dicen que el coronavirus se comportaría como el sarampión, que era muy contagioso y se transmitía por aerosoles. Otros argumentos en contra son que, de ser esto cierto, la tasa de infección en los hogares sería más alta y se observarían muchos más casos de contagio a mayores distancias. Críticas que, según estos científicos, se basan en suposiciones erróneas o para las que no hay evidencia.

Los investigadores creen que el peor error es suponer que, si el coronavirus se transmite por el aire, todas las personas infectadas emiten aerosoles continuamente con similar y gran intensidad. «Esta suposición no es cierta» para otras enfermedades de transmisión aérea, dicen, y añaden: «Las emisiones de aerosoles están ligadas a las actividades de vocalización y son por tanto variables, y se sabe que algunas personas emiten 10 veces más aerosoles«.

«También se asume frecuentemente que todas las enfermedades de transmisión por aerosoles tienen que ser muy contagiosas», lo que induce a valoraciones erróneas, según el documento. «La contagiosidad depende de la cantidad de patógeno emitido, la durabilidad del patógeno en aerosoles, y los lugares de deposición de los aerosoles en el sistema respiratorio y sus dosis infecciosas en la persona susceptible».

La convicción de estos científicos de que debe hacerse algo respecto de la transmisión por aerosoles no implica que lo sepamos todo sobre el tema, especialmente en torno a su papel en la pandemia de la Covid-19. Por ello, es necesario investigar más, dicen los firmantes. Por ejemplo, debe estimarse con mayor certeza la proporción de infecciones por cada una de las vías de transmisión y las condiciones ambientales que las facilitan.

También es urgente saber qué dosis infecciosa de coronavirus es necesaria para que ocurra la transmisión aérea, determinar si este tipo de transmisión puede derivar en una enfermedad más severa por llegar directa y profundamente a los pulmones, e investigar por qué hay casos de convivientes en los que se infectan todos y casos en los que un infectado no contagia a nadie.

Tres medidas para prevenir la transmisión por el aire

La primer medida que según estos investigadores podría resultar eficaz para reducir el riesgo es informar y explicar correctamente el mecanismo de transmisión por aerosoles. «Simplemente tenemos que reconocer que la transmisión por aerosoles juega un papel importante», dijo hace unos días el virólogo alemán y asesor de Angela Merkel, Christian Drosten. «No es suficiente imponer medidas que la gente no entiende».

También señala que es importante explicar el buen uso de la mascarilla e incrementar la calidad de las mascarillas disponibles para la población, pues muchas no filtran tan bien el aire ni previenen tanto los aerosoles. La higiene de manos y la distancia deben mantenerse, y no deben ningunearse tampoco otras formas de transmisión como las gotículas o las superficies. Simplemente asumir que esta forma también es importante.

Los científicos recomiendan «hacer todas las actividades posibles al aire libre, dado que al aire libre, con distancia y con mascarilla bien ajustada, la probabilidad de contagio es muy baja». Pero debe respetarse la distancia y la mascarilla, siempre. Otra medida es reducir la cantidad de alumnos por metro cuadrado en las escuelas pues no se estaría cumpliendo en muchas aulas la redomendación de un alumno por 4 metros cuadrados.

Si se realizan actividades en interiores, hay que «reducir en lo posible la duración y la cantidad de personas«. También se debe «facilitar el teletrabajo para todos los puestos en que esto sea posible», así como los estudios a distancia «cuando sea necesario». Otro consejo es el de «bajar la voz en espacios interiores» pues al gritar o cantar fuerte se multiplicaría el riesgo de transmisión.

«Mantener abiertos espacios exteriores como parques, salvo medida extrema en caso de un confinamiento total, dada la mucho más baja probabilidad de contagio en exteriores que en interiores» es otra de sus recomendaciones, así como ventilar apropiadamente todos los lugares, ya sea de forma natural o filtrando el aire, y si es posible tener medidores de dióxido de carbono que indiquen cuando se alcanzan niveles peligrosos.

Con respecto al transporte público se aconseja la mascarilla, gel hidroalcohólico, distancia de 1,5 metros entre pasajeros, buena ventilación y sistemas de filtrado, desinfectar superficies y conductos de aire, y que las personas no griten y canten (si se puede, que no hablen tampoco). En transporte de largo recorrido debe mejorarse el sistema de filtrado y ventilación, como sucede en los aviones.

Los responsables del informe

El informe lo firman los siguientes científicos españoles: Antonio Alcamí (CBM-CSIC), Margarita del Val (CBM-CSIC), Miguel Hernán (Harvard University), Pello Latassa (Gobierno La Rioja), José Luis Jiménez (Colorado University), Xavier Querol (IDAEA-CSIC), Ana Robustillo (Hospital Universitario La Paz), Gloria Sánchez (IATA-CSIC) y Alfonso Valencia (BSC-CNS).

El documento fue redactado para el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, entregado el 29 de octubre y publicado este 9 de noviembre en la web del mencionado departamento.

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